sábado, 23 de junio de 2007

Goyo, Leganés y los pactos políticos


Han pasado casi veinte días desde mi última comparecencia en este espacio de comunicación que pretende ser Trazo de Tinta. Poca comunicación debe ser ésta cuando uno anda tan liado con otras cuestiones, sobre todo laborales, que no le permiten ni sacar unos minutitos a la semana para explayarse comentando alguno de los muchos temas y vivencias sobre los que merece la pena escribir.
Quejas al margen, propias de una sociedad opulenta que no tiene nada mejor en lo que entretenerse, este período de tiempo ha dado para muchas cosas, entre ellas para comentar con amigos y conocidos los resultados de las pasadas elecciones municipales y autonómicas; y sus secuelas: la constitución de los nuevos ayuntamientos y de los gobiernos de las comunidades autónomas.
Y ahí es donde entra en acción Gregorio González, mi querido Goyo, buen amigo periodista, que vive en Leganés y que literalmente está que muerde por los “no” pactos postelectorales de la izquierda que, por primera vez en la historia democrática, ha permitido a la derecha hacerse con las riendas del ayuntamiento del municipio que muchos consideran la tercera provincia extremeña: Leganés.
Goyo es una de esas excelentes personas con las que, de tanto en tanto, tienes la fortuna de toparte.
Por estas fechas hará 23 años que nos vimos por primera vez. Fue en L’Hospitalet de Llobregat, con motivo de unas jornadas organizadas por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), sobre Nuevas Tecnologías de la Comunicación y las Colectividades Locales.
Era el año 1984 y él estaba en el gabinete de prensa del ayuntamiento de Getafe y yo en el de Premià de Mar.
A partir de ese momento mantuvimos un inicial contacto profesional que, con el paso del tiempo, se fue convirtiendo en la fuerte amistad de la que hoy tengo a gala poder disfrutar.
Amistad que como todas en las que hay kilómetros de por medio, sufre de la carencia de un mayor contacto físico, pero que se ve compensada por la intensidad de los momentos en los que se puede disfrutar de ella.
Goyo, alejado desde hace años de los quehaceres profesionales municipales y dedicado al ámbito de la creatividad y el diseño de publicaciones, es una mano amiga que siempre ha estado dispuesto a ofrecerte apoyo, sin importarle la dificultad del mismo.
Ahora, y él sabe bien por qué lo digo, quiero trasladarle desde este modesto espacio de comunicación, todo el apoyo, cariño y fuerza de mi amistad.
Y en cuanto a los pactos políticos, coincidir con él en que hay que estar muy berzas desde la izquierda, para no ponerse de acuerdo en un programa y un plan de trabajo, aparcando personalismo y rencillas estúpidas, y en cambio dejarle libre el camino a la derecha.

martes, 5 de junio de 2007

La muerte llegó volando

A lo largo de la vida, son muchas las personas con las que has tenido contacto, incluso una relación intensa, que dejan de formar parte de tu ámbito más cercano. En mi caso, el traslado de Cataluña a Extremadura en el año 1986 hizo que perdiera el contacto habitual con muchas personas.
Desgraciadamente, a veces es la muerte la que te las vuelve a traer al primer plano de tu memoria.
Este es el caso de Josep María Molina i Cosialls, fallecido trágicamente la tarde del pasado domingo al estrellarse la avioneta que pilotaba en las cercanía de la localidad de Meranges, en la comarca de la Cerdanya, en Girona.
Josep María, de quien hace muchos años había perdido totalmente su pista, fue la persona con la que inicié mi trabajo en el ámbito de la comunicación municipal, al ser elegido Alcalde de mi pueblo, Premiá de Mar, en las elecciones de 1983, en representación del PSC (Partit dels Socialistes de Catalunya).
Desde esa fecha, hasta marzo de 1986, en que inicié mi trayectoria profesional en Extremadura; me hice cargo de la puesta en marcha del Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Premiá de Mar.
Con Josep María compartí muchas alegría y sinsabores, sobre todo en lo profesional, pero también en lo personal.
Entre las alegrías cuento la satisfacción de haber impulsado todas las actividades que permitieron promocionar la localidad en torno a la celebración de su 125 aniversario como entidad municipal, con identidad gráfica creada por el mismísimo Perich.
Entre los sinsabores, los derivados del accidente sufrido en el Pamir soviético, en 1985, por la expedición del Centro Excursionista de Premiá que intentaba el ascenso al Pico del Comunismo.
Tras mi venida a Extremadura, la distancia y los distintos ámbitos de interés en los que nos movíamos, hicieron que perdiéramos totalmente el contacto.
Aún así, en ese proceso de protección selectiva que es la memoria, anoche, al conocer por mi hermano la noticia de su fallecimiento, volvieron a mí en cascada todos los buenos momentos que juntos habíamos compartido. Los malos, como de costumbre, se perdieron en los recodos del camino.