lunes, 27 de abril de 2009

MACC: reafirmando la red multicultural


Durante cuatro días he estado en Tenerife con motivo de la presencia de nuestra empresa e-Cultura, como organización colaboradora e invitada en la primera edición del Mercado Atlántico de Creación Contemporánea (MACC). He vuelto con las pilas cargadas, satisfecho por el buen resultado del trabajo desarrollado y por la convivencia interna que hemos tenido, que nos ha permitido conocernos mejor y fortalecernos como grupo.
Pero además, me ha servido, de nuevo, para reafirmarme en que la multiculturalidad en red es un fenómeno irreversible. Creo que la humanidad ha sido siempre multicultural. La historia del mundo es la de los constantes flujos y reflujos culturales, la hibridación permanente (voluntaria u obligada). La gran diferencia es que ahora esos procesos que antes se medían en siglos o décadas, se miden en años, meses o días. Otra diferencia, creo, es que en muchos casos es buscada, propiciada e incluso anhelada, por su capacidad de enriquecimiento, de aportar valor y perspectivas a las cosas. Para algunos pueden parecer entretenimientos de las ricas y en ocasiones aburridas sociedades desarrolladas, pero estoy seguro de que no es así. Es más, creo que puede ser una aportación importante para el entendimiento y la comprensión del otro, así como para la superación de las desigualdades globales que existen en el planeta.
Estas son algunas de las reflexiones que me han surgido observando lo que estos días ocurría entre salas, pasillos y vestíbulos del Auditorio de Tenerife.
El MACC es una iniciativa en cuya puesta en marcha han confluido personas y organizaciones distintas, pero no distantes, unidas por la convicción común en la potencia del proceso creativo como factor de desarrollo para la sociedad.

Personas y organizaciones como Manel Montañés, director del encuentro y ex-responsable de la Fira de la Música de Vic; Manuel Vizcaya, de Mirmidón; Vítor Belho y Paco de Pín; e-Cultura, con Félix Lozano a la cabeza. Gallegos, canarios, catalanes, extremeños, madrileños, andaluces, etc., arrimando el hombro en un esfuerzo común, tejiendo la red multicultural.

miércoles, 8 de abril de 2009

La desconocida historia de la República de Fiume


Un episodio bastante desconocido de la historia del siglo XX europeo fue la proclamación en 1919 de la independencia de la República Independiente de Fiume, al frente de la cual estuvo inicialmente el poeta italiano Gabriele D’Annunzio.
Este territorio, habitado mayoritariamente por italianos, fue entregado, en virtud del Tratado de Versalles que puso fin a la Primera Guerra Mundial, a la antigua Yugoslavia, lo que fue el detonante para la independencia de la ciudad.
Fiume, la actual Rijeka croata, fue independiente durante 4 años, teniendo una vida convulsa en la que confluyeron las tropas italianas que la cercaban, desertores integrados en el ejército de la ciudad, fascistas, espías, gánsteres y mafiosos, activistas comunistas y anarquistas, etc.
Este es el caldo de cultivo en el que David B. hace deambular a sus personajes en su álbum Por los caminos oscuros. 1. Los prólogos, publicado por Norma Editorial. El dibujante francés David Beauchard (que siempre firma sus obras como David B.) está considerado como uno de los autores más destacados del actual panorama historietístico, habiendo tenido múltiples reconocimientos en certámenes como el Salón de Angulema.
El álbum que me ocupa, una de las últimas lecturas que acabo de hacer, resulta altamente atractivo. Con un estilo en el que podemos hallar reflejos estéticos que van desde el expresionismo, hasta la Bauhaus, David B. desgrana la historia de sus personajes en un tono que va del retrato social, al más puro surrealismo, sin olvidar su anclaje con los hechos históricos que le sirven de marco.
Su lectura, llena de ensoñaciones y anarquía, logra trasladarnos a un ambiente, el de entreguerras, en el que uno vislumbra como el fin de la Gran Guerra había dejado perfectamente sembradas las semillas de las atrocidades que nos llegarían con la Segunda Guerra Mundial.
Y Fiume fue, de hecho, un laboratorio experimental, en el que D’Annunzio sentó muchos de los principios organizativos sobre los que después se asentó el fascismo de Mussolini.
Buena obra, por lo tanto, para disfrutar, pero sobre todo para reflexionar.