
Sus reflexiones tratan desde la evolución de la situación internacional (previa, eso sí, a los acontecimientos del 11-S y del 11-M, entre otros), hasta la perdida del monopolio de la violencia por parte de los estados en beneficio de grupos transnacionales o locales que hacen uso de ella sin control de ningún tipo, o sobre el derecho de intromisión en los asuntos internos de países terceros (muy de actualidad por la actuación del gobierno militar de Myanmar impidiendo la entrada de la ayuda internacional para socorrer a su propia población víctima de los tifones y las inundaciones). Reflexiones con las que uno podrá estar más o menos de acuerdo, pero que plantean grandes cuestiones que muchas veces encontramos a faltar en el debate cotidiano, en una sociedad que cada vez más se mece entre lo liviano, lo trivial y lo insulso. Como ejemplo de ese ánimo polémico la siguiente aseveración: en Occidente las elecciones se van convirtiendo rápidamente en acontecimientos gestionados por las minorías que no interesan a las mayorías. En consecuencia, la verdad del proceso político queda vulnerada. En cualquier caso una buena ocasión para darle vueltas a algunos de los grandes temas de nuestra época, teniendo además la oportunidad de hacer una comparativa sobre lo predicho y lo acontecido.