sábado, 13 de diciembre de 2008

Carlos Giménez, dibujante de ojos y bocas

Estos días he vuelto a leer los dos primeros volúmenes de la tetralogía que Carlos Giménez va a dedicar a la Guerra Civil.

Una vez más me he sentido cautivado por el buen hacer gráfico y narrativo de uno de los mejores autores de historietas que, con el paso de los años, ha pulido su estilo, librándolo de ciertos recursos estéticos que le resultaban innecesarios.

Con todo, lo que más me sigue fascinando de Carlos es el tratamiento que hace de los ojos. Cómo es capaz de dotarlos de una expresividad sin límites.

Y digo me sigue, porque ya era lo que más me atraía en 1980. Entonces yo era un joven aspirante a periodista, aficionado a la historieta, que flipó, como se dice ahora, entrevistando a Giménez en el estudio que compartía con Adolfo Usero en Premià de Mar. Fue una de mis primeras entrevistas a uno de los grandes de la historieta. Se publicó en el número 113 del semanario El Maresme, correspondiente a la semana del 7 al 13 de marzo de 1980.

En aquella entrevista le preguntaba por el extraordinario realce de los ojos que hacía en su obra Paracuellos.

Su respuesta de entonces creo que es igualmente válida hoy en día, por eso me permito reproducirla íntegramente: No es que yo dé más valor a los ojos en Paracuellos. En toda mi obra, como habrás podido observar, los ojos tienen una gran importancia. Soy un dibujante de ojos y bocas. Soy un dibujante mediocre de narices y, además, las muevo poco. Por el contrario, muevo muchos los ojos, las bocas y las manos, que es en lo que se basa la fuerza expresiva de mis dibujos. Mis ojos son siempre enormes y mis bocas grandes. En Paracuellos, concretamente, los ojos se dispararon porque en aquél momento creí que eran los que mejor podían dar la dimensión de lo que quería expresar.

Casi 29 años después, con muchas vicisitudes por medio, las explicaciones de Carlos Giménez siguen siendo igual de válidas para su trabajo sobre la Guerra Civil, haciendo que los ojos, bocas y manos de sus personajes nos transmitan todo el dramatismo y tragedia de las situaciones.

domingo, 23 de noviembre de 2008

El castillo de Medellín

Este sábado, intentando hallar un tiempo de tranquilidad entre el ajetreo de las últimas semanas y el que se avecina para las próximas, decidimos ir con una amigos, José María, Lola y su hija Cristina, a visitar el yacimiento arqueológico de Cancho Roano, uno de los vestigios pre-romanos más importantes de la península ibérica, situado en las cercanías de Zalamea de la Serena.
En el camino, aprovechamos para detenernos en uno de esos puntos por los que uno suele pasar cientos de veces, pero que nunca parece tener tiempo para visitar: Medellín.
Tras un cafetito y unas reparadoras migas, nos dirigimos hacia el cerro que domina la localidad, en el que se alza el castillo, decenas de veces contemplado en la distancia, pero que nunca había visitado. La verdad es que la idea de detenernos en Medellín estaba en parte motivada por las recientes noticias de los hallazgos arqueológicos que están sacando a la luz los restos de un teatro romano de una gran importancia. El teatro se halla a medio camino del castillo, en la ladera que da hacia el sur. Poco es lo que ahora mismo se puede ver, ya que el recinto permanece vallado mientras se desarrollan los trabajos arqueológicos.
Por lo tanto seguimos en dirección al castillo por un camino empedrado bastante cuidado.
La sorpresa al rebasar la puerta de acceso es mayúscula: uno de los recintos fortificados más imponentes de Extremadura, en un estado de conservación bastante bueno y con pequeñas joyas arquitectónicas como los dos aljibes, uno en cada uno de los enormes patios del castillo.
La vista desde lo alto de la torre del homenaje es espléndida, abarcando buena parte de las vegas altas del Guadiana, las lejanas sierras de Montanchez, las traseras de la Sierra de Hornachos y buena parte de La Serena.
La verdad es que sin tenerlo previsto, la visita a Medellín nos ofreció uno de los mejores momentos de la jornada que después, tal y como habíamos previsto, nos llevó hasta Cancho Roano. Y es que muchas veces lo inesperado es lo que tenemos más a mano. Y desde luego, las posibilidades que en un futuro puede ofrecer como espacio escénico y como lugar para la organización de eventos y experiencias artísticas, me parecen fantásticas, uniendo el teatro romano con el propio castillo.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cambios en el Imperio

Hoy puede resultar poco original hablar de las elecciones en Estados Unidos, pero es lo que hay y la actualidad es la actualidad. Ha ganado el demócrata Barak Obama tal y como preveía la mayor parte de analistas y encuestas. Parece que hay una especie de alivio generalizado por haberse quitado de encima a un personaje tan nefasto como George Bush, pero hay que estar preparados para la decepción, porque al fin y al cabo los Estados Unidos son lo que son. Cierto que se produce un profundo cambio generacional y que parece que las distintas minorías van a tener una notable fuerza, o por lo menos se las va a tener en cuenta más que hasta ahora. Pero vamos, no esperemos que las políticas que haga Obama se acerquen, ni siquiera, a lo que es una pálida socialdemocracia europea.
Pero bueno, a nadie amarga un dulce, y siempre estaremos mejor sin el presidente de los pies encima de la mesa. Por cierto, que una de las últimas genialidades de Bush, además de tomar algunas decisiones ejecutivas que por lo menos observadas desde aquí huelen bastante mal, ha sido decirle a Obama, en su breve conversación para felicitarle por la victoria, que disfrute. ¿Disfrutar de qué?. Supongo que de la victoria, porque el cargo de presidente de los USA no creo que sea precisamente el mejor para disfrutar.
En fín, estas son mis primeras impresiones sobre lo acontecido en el Imperio: hay cambios, pero no espero que sean demasiado profundos. Ojalá me equivoque y haya más contenido que estética.

jueves, 30 de octubre de 2008

Rematando el esfuerzo en el Monte Toro


El pasado fin de semana estuve en Menorca para participar en la octava edición de la Vuelta Cicloturista Internacional. El momento álgido fue el domingo con la ascensión al Monte Toro, el punto más alto de la isla con sus 357 metros de altitud. Es una subida pequeña, tres kilómetros desde Mercadal, pero matona, con rampas que en algunos puntos superan el 14% de desnivel. Como se puede comprobar en la foto, la cosa fue durilla, pero anima que el señor que viene detrás, a sus 81 años, sigue subiendo. ¿Llegaremos?

jueves, 9 de octubre de 2008

El papel de la radio pública: regalar coches

Para los que en algún momento de nuestras vidas hemos participado del proyecto de la radio pública en este país, debería suponer motivo de sonrojo la deriva de estos últimos años. Ya no es el hecho de que haya renunciado a buena parte de su esencia como servicio público y como foro de muchos colectivos que de otra forma estarían excluídos de la comunicación social, sino actuaciones tan chuscas como la última idea que han tenido: sortear coches.
La sorpresa la he tenido en alguno de esos escasos momentos que le dedico a la televisión, cuando puedo dedicar unos minutos a la sobremesa o después de cenar. Entre los miles de anuncios que pueblan las emisiones de TVE aparecen de pronto un presentador y una presentadora, tan ufanos ellos, comentando que cualquier ciudadano puede hacerse con uno de los 24 magníficos coches que sortea Radio Nacional de España.
La incredulidad es mayúscula: ¿qué rábanos hace la radio pública sorteando coches así por las buenas?. Porque en este caso no hay ni tan siquiera la percha de un programa que sirva de contenedor a la rifa.
En fin, creo que ya lo he dicho alguna otra vez, al paso que vamos los medios de comunicación serán meros intermediarios para las promociones y la venta de los más variopintos artículos de consumo, desde coches a toallas, pasando por abanicos, edredones, teléfonos móviles, vajillas, fascículos inacabables, soldaditos de plomo, medallitas de la virgen de turno, etc.
¿Y los contenidos?. Bueno eso, como ya ocurre, será casi lo de menos.

sábado, 4 de octubre de 2008

¿El fin de la medicina humanista?

Días atrás, por razones profesionales, tuve la oportunidad de departir un rato con el eminente urólogo extremeño Remigio Vela Navarrete. Natural de Salvaléon, aunque criado en Zafra, este insigne médico tiene la primera patente internacional de un modelo de riñón artificial implantable.

En la entretenida charla que mantuvimos en su despacho de la madrileña Fundación Jiménez Díaz, dejó caer con amargura su reproche hacia un sistema sanitario que está suponiendo el fin de la medicina humanista, para convertirse en un sistema de gestión en el que lo que importan son los números y no las personas. Esto, en su opinión, está llevando a la privatización de la gestión de los centros hospitalarios y los médicos pierden más tiempo introduciendo datos estadísticos en un ordenador, que no viendo, tocando, palpando a los pacientes. Y por estos lares –me decía- nos gusta que nos toquen, nos gusta la cercanía de la relación, las distancias cortas con el médico. Un sistema sanitario no puede ser indiferente a la sociología de la población a la que tiene que atender. Aquí no podemos importar, tal cual, el sistema de otros países más acostumbrados a la frialdad en ese trato, como los nórdicos. Como colofón, Remigio Vela decía que no hay dinero para hacer frente a los requisitos de la sanidad.

Comparto buena parte de sus comentarios, sobre todo en cuanto al trato y la relación con los clientes. En cuanto a la carencia de fondos, yo tengo muy claro que pago mis impuestos para cosas como éstas, para que haya una buena provisión presupuestaria para dotar a los servicios públicos de las prestaciones y la calidad que necesitamos y a la que todos los ciudadanos tenemos derecho, con independencia de nuestro nivel de ingresos. Y puestos a buscar ese dinero, me imagino la cantidad de buenos médicos y maestros, por referirme sólo a dos sectores básicos como sanidad y educación, que se podrían formar y contratar con las multimillonarias indemnizaciones que se llevan muchos ejecutivos de esas grandes empresas financieras e inmobiliarias que, cuando las cosas se ponen feas, se olvidan de su liberalismo económico para irse a refugiar en los brazos del malvado papá Estado.

Creo que si privatizásemos menos los beneficios y socializásemos menos las pérdidas podríamos dar mejor respuesta a las preocupaciones que me exponía Remigio Vela.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Vicky Cristina Barcelona: ¡Puffff!

Pensaba que nunca iba a llegar el momento de decir algo así, porque la verdad es que siempre me ha gustado el cine de Woody Allen, pero: ¡vaya tostón el que nos larga con Vicky Cristina Barcelona!.
Ya se que la vida está muy achuchada y que hay que buscar el dinero donde a uno de lo ofrecen, pero la carrera de Woody no se merece un borrón como el de esta película, que ni tan siquiera sirve como anuncio promocional de Barcelona u Oviedo.
El guión es insufrible, las interpretaciones no hay por donde cogerlas, la película no tiene ritmo alguno e incluso la banda sonora, una de las cosas que más cuida Allen en sus trabajos, aquí parece estar metida con calzador. Y no hablemos de ese narrador en off, que se despacha con unas explicaciones que harían sonrojar al peor de los creadores de cortos publicitarios de los que se presentan en FITUR.
Seguiré pensando que el creador de Annie Hall, Hanna y sus hermanas, Broadway Danny Rose, Misterioso asesinato en Manhattan, entre otras, ha sido y es uno de los grandes maestros del cine, el teatro y la literatura; pero preferiría que lo dejase en este punto si lo que nos tiene que ofrecer son nuevos bodrios como éste.

martes, 15 de julio de 2008

Tourmalet: objetivo 2009

¡No ha podido ser!. Cuando en marzo finalicé la habitual pedalada que hacemos anualmente por tierras extremeñas, me marqué como objetivo para este verano pasar unos días con Rafael Vallbona por el Pirineo francés, con la intención de ascender la mítica cima del Tourmalet. Pero, como ocurre en demasiadas ocasiones, una cosa son los propósitos y otra la cruda realidad. Apenas he podido coger la bicicleta en todo este tiempo y aunque yo seguía con ganas de intentarlo, Rafael, sabia y expertamente, me advirtió que no estábamos hablando de retos menores y que era necesario estar preparado para acometer ese objetivo.

Bueno, así quedaron las cosas y yo no volví a darle vueltas al asunto hasta ayer cuando, por primera vez en la presente edición, me entretuve a ver el final de etapa del Tour de Francia. ¡Qué carrerón, qué espectáculo! el vivido durante la ascensión y descenso del Tourmalet, el tramo de enlace hasta los pies del puerto de Hautacam y la subida, en la que un equipo aparentemente menor, el Saunier-Duval, hizo doblete en la cima (no recuerdo muchos en los años que llevo viendo pruebas ciclistas por televisión). Y para postre, el ganador, Piépoli, es un veterano de 36 años (un jovencito a mi lado, ¡je, je!) que lograba su primera etapa en el Tour, después de haber logrado ya, en su dilatada carrera profesional, triunfos en las otras grandes: Giro y Vuelta.

El caso es que la visión de la etapa, las panorámicas del Tourmalet, la remembranza de jornadas épicas de ciclismo entre sus curvas, me hizo revivir el gusanillo y renovar el compromiso: el año que viene tengo que subir el puerto más mítico de los Pirineos. Estaré camino de la cincuentena y qué mejor homenaje me puedo dar que conseguir un reto de este tipo.


Por lo tanto, Tourmalet, ¡nos vemos en 2009!.

domingo, 13 de julio de 2008

La noche en la que Mariza nos cautivó

Me gusta el carácter emocional de la música, esa capacidad de transmitir sentimientos y sensaciones que rebasan con mucho lo racional y cuyos efectos en muchas ocasiones no eres capaz de explicar: ¿Por qué ahora y en este lugar?.

Uno de esos momentos en los que se establece un irresistible vínculo emocional entre intérprete y público lo viví anoche en Badajoz, en el espacio al aire libre del auditorio Ricardo Carapeto, con el magnífico concierto que nos ofreció Mariza.

La cantante mozambiqueña, criada en la cuna del fado lisboeta, el barrio de Mouraria, ofreció, a los casi 2.000 espectadores reunidos, un lujo de concierto en el que fue desgranando muchos de los temas de su último trabajo Terra.

Acompañada por un magnífico grupo de músicos, la alta figura de Mariza hizo mucho más que cumplir un compromiso contractual, deleitándonos con la versatilidad de su voz, sus incursiones en la fusión con ritmos étnicos y sus versiones de fados, pese a que algunas de estas hayan causado más de un ataque de nervios a los puristas.

El momento álgido de la noche, con el público puesto en pie y entregado a la artista lusa, llegó en el primero de los bises, cuando Mariza arrancó con uno de sus temas más emblemáticos, Ó gente da minha terra, y caminando pausadamente fue descendiendo del escenario y acercándose a los espectadores sin dejar de cantar. Reconozco que se me hizo un nudo en la boca del estómago y me embargó la emoción. No sabría explicar qué razones justificaban esa sensación, pero el caso es que para mí y para Lourdes, mi mujer, ha sido uno de esos pequeños instantes inolvidables que pasarán a la galería de nuestros recuerdos comunes, al igual que le ocurrió a muchos de los presentes.

domingo, 6 de julio de 2008

Amador Rivera Pavón, reencuentro en la red

En varias ocasiones me he referido a la sorprendente capacidad que tiene Internet, y más concretamente la blogosfera, para propiciar el reencuentro con viejos amigos de los que hace tiempo que uno no tiene noticias. El último caso es el de Amador Rivera Pavón, una de las personas de las que más he aprendido en el ejercicio del periodismo y con quien compartí la excitante aventura de convertir el viejo Extremadura, de un periódico local de Cáceres, en un periódico regional; además de coincidir varios años en puestos de responsabilidad en RTVE en Extremadura.
Después de un tiempo sin saber mucho el uno del otro, ahora nos encontramos de nuevo tras haberme localizado él a través de un comentario en este blog.
Y su actualidad más reciente tiene que ver con la literatura, pues veo que hace poco ha publicado una novela en la editorial Bubok, con un título inequívoco: Los huérfanos de Lenin. Para los que puedan estar interesados, a continuación reproduzco un resumen de la misma.
SINOPSIS
La novela gira en torno a un personaje, Arturo Molano, que dedicó su vida a sus ideas. Cuatro veces huérfano: La primera, de padres, fusilados al inicio de la guerra civil; la segunda de su tío, que pertenecía al bando vencedor y le recogió al morir sus padres, aunque no hizo nada por evitar esas muertes; de quien le introdujo en sus ideas y, la última y más dolorosa, por la muerte del comunismo.
Con esas cuatro orfandades escritas en una especie de testamento, se va a un programa de televisión para vengarse de la sociedad, lo que hace finalmente, suicidándose en directo. Un suicidio que los responsables de la cadena aprovechan hasta la náusea, aunque finalmente su presentador, un ser endiosado y con el éxito como única ideología, acaba por identificarse con Arturo, aún sin compartir sus ideas.

domingo, 29 de junio de 2008

Retorno a la blogosfera

Veo con una cierta aprensión, ¡bueno, con mucha aprensión!, que mi última incorporación a Trazo de Tinta, se remonta al ya lejano 18 de mayo de 2008. Sólo al percatarme realmente del tiempo transcurrido me doy cuenta de lo que ha sido este último mes y medio, inmerso en una auténtica vorágine laboral y personal que no me ha dado respiro y que me ha hecho descuidar lo que, en teoría, debía ser un pequeño desahogo a mis pulsiones periodísticas. Me imagino a alguno de los amables amigos que de tanto en tanto se asoman a este blog preguntándose por el estancamiento del mismo.
Lo cierto es que en muchos momentos le he estado dando vueltas a temas, a aspectos de la actualidad, a noticias del ámbito personal, que eran susceptibles de aparecer en el mismo, pero al final de la jornada, cuando realmente le tenía que dedicar unos minutos, lo que menos me apetecía era abrir de nuevo el ordenador, entrar en la red y escribir. Prefería dedicar unos minutos a leer algo que no tuviera que ver con el trabajo o, directamente, intentar aprovechar el sopor del momento para conciliar un sueño que al poco tiempo huía en la noche como alma en pena.
Espero que en el estreno de este mazazo canicular que nos recuerda estos días que el verano existe, pueda retomar el ritmo bloguero y seguir encontrando en la red ese pequeño espacio para la reflexión, el debate y el comentario sobre los temas que me divierten, ocupan y preocupan.
Mientras, para ilustrar este comentario, recupero uno de los momentos más emotivos de estos últimos tiempos: la entrega a mi hija Silvia del sexto premio del certamen de jóvenes talentos que, organizado por Coca-Cola, la distinguió entre más de 180 trabajos presentados en la provincia de Badajoz. Todo un espaldarazo a su afición a la lectura y a la escritura, máxime cuando en la prueba realizada en el Salón de Actos de la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Extremadura en Badajoz, improvisó su texto a partir de las palabras clave que les entregaron, sin encajarlas en una redacción previamente preparada para la ocasión.
Su relato, una reflexión sobre la emigración, el egoísmo individual, los estragos de los paramilitares en Centroamérica y la facilidad con la que nos acostumbramos a lo bueno, fue muy comentado por jurado e invitados durante el acto en el que se reunieron y premiaron a los seis mejores trabajos de la provincia. Para mi hija, a sus 13 años, más que el galardón o el premio en sí, lo que más le satisfizo fue comprobar que su trabajo había tenido repercusión entre las personas que lo habían leído y les había llevado a la reflexión.

domingo, 18 de mayo de 2008

Leyendo las predicciones de Hobsbawm

Días atrás he acabado de leer Entrevista sobre el siglo XXI, un curioso libro de y sobre Eric J. Hobsbawm, uno de los más destacados miembros del denominado grupo de historiadores marxistas británicos. Se trata de la reconstrucción de una amplia entrevista que le hizo el periodista italiano Antonio Polito y que se publicó originalmente en el año 1999. Me ha resultado un ejercicio realmente interesante conocer, casi con una década de diferencia, los puntos de vista Hobsbwam sobre muchos de los temas de candente actualidad en aquél momento y ver como, unos años después, buena parte de sus apreciaciones, no sólo eran bastante certeras, sino que en lo que podía ir mal, resultó ser más prudente de lo que la realidad ha mostrado después.
Sus reflexiones tratan desde la evolución de la situación internacional (previa, eso sí, a los acontecimientos del 11-S y del 11-M, entre otros), hasta la perdida del monopolio de la violencia por parte de los estados en beneficio de grupos transnacionales o locales que hacen uso de ella sin control de ningún tipo, o sobre el derecho de intromisión en los asuntos internos de países terceros (muy de actualidad por la actuación del gobierno militar de Myanmar impidiendo la entrada de la ayuda internacional para socorrer a su propia población víctima de los tifones y las inundaciones). Reflexiones con las que uno podrá estar más o menos de acuerdo, pero que plantean grandes cuestiones que muchas veces encontramos a faltar en el debate cotidiano, en una sociedad que cada vez más se mece entre lo liviano, lo trivial y lo insulso. Como ejemplo de ese ánimo polémico la siguiente aseveración: en Occidente las elecciones se van convirtiendo rápidamente en acontecimientos gestionados por las minorías que no interesan a las mayorías. En consecuencia, la verdad del proceso político queda vulnerada. En cualquier caso una buena ocasión para darle vueltas a algunos de los grandes temas de nuestra época, teniendo además la oportunidad de hacer una comparativa sobre lo predicho y lo acontecido.

sábado, 3 de mayo de 2008

Zuloa, rincón imprescindible de Vitoria-Gasteiz

Por razones profesionales, y estos días también por puro ocio viajero, Vitoria-Gasteiz se ha convertido en uno de los destines que más he visitado en los últimos tres años.
Desde mediados de julio de 2005 en que llegué por primera vez a la capital de Euskadi, hasta el presente puente del 1 de mayo en el que he acudido en compañía de mi mujer e hija, han sido bastantes las ocasiones en las que he estado en Vitoria-Gasteiz.
Aunque hasta ahora no había tenido excesivo tiempo para recrearme en algunos de sus lugares más emblemáticos, como el museo Artium, si que había tenido oportunidad de conocer algunos de sus rasgos más característicos, como un urbanismo hecho bastante a la medida de las personas, relativamente poco agresivo y con una profusión de espacios verdes y equipamientos sociales que para sí querrían la mayor parte de las ciudades.
Ahora bien, lo que ya casi se ha convertido en una cita ineludible cada vez que vengo a V-G es la visita a la librería Zuloa, situada en una de las calles más bonitas del casco histórico de la ciudad, la calle Correría, una de las que delimitan exteriormente esa zona denominada, la almendra por la forma que tiene el conjunto de calles y plazas que la conforman.
En Zuloa es habitual encontrarte a su propietario, Gorka Basterretxea, hijo del escultor Néstor Basterretxea, y departir con él unos minutos mientras le pides opinión sobre alguna de las últimas novedades de historietas que acaban de aparecer en el mercado.
La librería, que no es excesivamente grande, está practicamente dividida a partes iguales entre una zona dedicada a la historieta y otra a la arquitectura, la fotografía y el arte en general. También dispone en el sótano de una pequeña sala de exposiciones, en la que recientemente pudo verse la obra de Miguel Ángel Martín.
Como parece obvio, cada vez que entro tengo que sujetar el deseo de comprar la mitad de lo que hay en los estantes de la librería. Aún así la visita de este puente se ha saldado con el último album recopilatorio de Quino, La aventura de comer, y Apuntes de un derrotista, mi primera aproximación al autor estadounidense autor de obras como Gorazde, zona protegida y Palestina, por la que logró en 1996 el premio American Book Award. Espero que la lectura sea interesante y que en mi próxima estancia en Vitoria-Gasteiz me pueda escapar unos minutos para comentarla con Gorka.

lunes, 21 de abril de 2008

Lo que el viento trae

No se trata de hacer un juego de palabras alrededor de la mítica película dirigida por Víctor Fleming, sino del título del último álbum de un autor español al que en los último años personalmente le había perdido la pista: Jaime Martín.

Acostumbrado a las historias urbanas de títulos como Sangre de Barrio o Los primos del parque, ahora me encuentro ante un autor mucho más cuajado, tanto estética, como narrativamente. En este álbum, recientemente publicado en nuestro país por Norma, tras haber aparecido inicialmente en 2007 en Francia de la mano de Dupuis, el autor plantea una historia, ambientada en la Rusia previa a la revolución de 1917, en la que se mezclan elementos propios de las leyendas eslavas, con aspectos de crónica social de una época en la que la razón a duras penas podía imponerse ante la superchería y la ignorancia de unas gentes que bastante tenían con lograr que después de cada día viniese un nuevo amanecer.

La historia está bien planteada, con bastante nervio narrativo, aunque decae un poco en el último tramo y el final es algo previsible.

Aún así es un trabajo muy interesante, que me ha servido para descubrir registros hasta ahora desconocidos de este autor, que ha enriquecido visualmente su habitual dominio del dibujo y el color, manteniéndose fiel a la pureza de líneas, pero reforzando el trabajo con el color, matizándolo en las gamas y dándole un mayor valor y peso narrativo.

Por lo demás, una buena edición por parte de Norma y un acierto el incorporar al final una serie de explicaciones realizadas por el autor sobre el génesis de la obra y cómo la llevó a cabo.

martes, 1 de abril de 2008

Pedalada 2008: placer y sufrimiento en bicicleta

El pasado viernes, por quinto año consecutivo, mis amigos Rafael Vallbona y Llorenç Pros vinieron desde Barcelona para pasar el fin de semana pedaleando por tierras extremeñas. En esta ocasión, al igual que en 2004, también acudió a la cita Antón Català, otro de los compañeros en estas lides cicloturistas.
A diferencia de años anteriores, en los que primó el atractivo de hacer algunos de los puertos de montaña más atractivos de Extremadura, como Honduras o Piornal, diseñé un recorrido más largo de la habitual, pero que nos permitiese disfrutar del Parque de Monfragüe. Aún así el desnivel acumulado era de unos respetables 1.380 metros.
Dicho y hecho. El sábado 28 de marzo hicimos 147 kilómetros, que nos llevaron desde Navalmoral de la Mata hasta La Bazagona, para entrar al parque por la Portilla del Tietar. Desde allí a la presa de Torrejón, paso por Villarreal de San Carlos y parada para comer en Torrejón el Rubio. Tras reponer fuerzas, seguimos camino en dirección Jaraicejo, desde donde abordamos la mayor dificultad de la jornada, el Puerto de Miravete, para después de un rápido descenso, plantarnos en Almaraz y regresar ya a Navalmoral de la Mata.
Más de seis horas y media de tiempo real montados encima de la bicicleta, que nos permitió disfrutar de la belleza de Monfragüe en un momento en el que la explosión de olores, sonidos y colores todavía no ha sucumbido ante los calores estivales.
Seis horas y media que también dieron para el sufrimiento y el cansancio, para la incomodidad encima de una bicicleta que por momentos parecía un potro de tortura.
Tiempo también para la satisfacción del reto superado (batí mi marca personal de kilometraje en una salida ciclista) y para agradecer a los compañeros de ruta su infinita paciencia, sus ánimos ante el desfallecimiento o la espera cuando en un repechón a uno las piernas ya no les respondían como querían.
Y el domingo, segunda etapa, más corta, pero más concentrada en cuanto a ascensiones, encaramándonos desde Navalmoral hacia Valdehúncar, Bohonal de Ibor, Mesas de Ibor, ascensión al puerto de Valdecañas y regreso de nuevo por Almaraz. Algo más de 65 kilómetros que hicimos en unas tres horas y cuarto, tras los que una ducha y un reparador bocadillo fue la antesala para la despedida y el regreso de cada uno a su casa: Rafa, Llorenç y Antón a Barcelona, yo a Badajoz.
Pero valió la pena. Una vez más disfrutamos de nuestra amistad y de la convivencia ciclista.
Para mí el próximo reto será este verano: subir el Tourmalet.

viernes, 21 de marzo de 2008

África y raspas de pescado

Miércoles por la noche. Preparados para iniciar el reparador reposo de la Semana Santa. Entretengo el tiempo con el mando de la televisión, pasando de un canal a otro por si encuentro algo potable para ver, cosa harto difícil entre los programas basura y la basura de la programación que nos ofrecen. De repente un grupo de mujeres africanas, viudas todas ellas por efectos del SIDA, que han decidido unirse, vivir juntas, y enfrentarse a las tradiciones que les obligaba a ser heredadas por otro hombre. Me quedo clavado ante el televisor viendo el magnífico reportaje que está emitiendo La 2 de TVE, en el programa En Portada. Un interesantísimo repaso sobre la lucha que está manteniendo la mujer en muchos países del África negra para adquirir un protagonismo que las saque de su sempiterno papel subsidiario en la sociedad. Ejemplos como el de Ruanda, en el que la asunción de importantes niveles de responsabilidad, tanto en la base, como en la administración, están permitiendo enderezar el rumbo de un país que ha vivido uno de los mayores genocidios del siglo XX, favoreciendo el entendimiento y superando las barreras de los odios étnicos y tribales. Mujeres que se esfuerzan en transmitir conocimiento y saber, en educar a la población, pues consideran que la cultura es la mejor base sobre la que asentar sus posibilidades de futuro.

Con todo, el momento álgido es cuando aparece un grupo de mujeres keniatas, de una zona del interior del país, que ha montado una pequeña empresa que se dedica al secado y posterior fritura de raspas de pescado, que después son consumidas por la población, que encuentra en ellas uno de los escasos aportes de minerales para su alimentación. ¿Y por qué sólo las raspas de pescado?, me pregunto. La respuesta es un perfecto canto a la globalización y a la vertiente más perversa de la misma: la carne de los pescados, al parecer muy sabrosa, se extrae de los mismos y se vende a Israel y a otros países. Para el mundo desarrollado y para quien tiene dinero, los filetes de pescado. Para África y los desheredados de este planeta, las raspas. ¡Pocos ejemplos tan claros de cómo está organizado este mundo!.

domingo, 16 de marzo de 2008

El último vuelo de Saint-Exupéry

La noticia aparecida este fin de semana sobre el aviador alemán que dice ser autor del derribo del Lightning P 38 Lockheed en el que volaba Antoine de Saint-Exupéry, el 31 de julio de 1944, me ha servido de excusa para releer la obra póstuma que otro gran creador, Hugo Pratt, le dedicó al autor de El Principito con motivo del cincuentenario de su desaparición.
Saint-Exupéry. El último vuelo, publicado originalmente en 1995 por Casterman y por Norma Editorial, para la edición en castellano, es una recreación onírica de las últimas horas del escritor-piloto, a través de la que Pratt hace revivir a Saint-Exupéry varios de sus pasajes vitales, desde un encuentro en las nubes con el Principito, hasta momentos de sus estancias en La Pampa argentina, en Buenos Aires, en Marruecos, en la Guerra Civil española, etc.
Hugo Pratt homenajea en este libro que se publicó casi a la par que su muerte en 1995, al escritor francés que tantos puntos en común tenía con el más inmortal de los personajes creados por el dibujante nacido en Rímini: Corto Maltés.
Este atractivo volumen se completa con un prólogo a cargo de Umberto Eco y con la transcripción de una entrevista que le hicieron a Pratt a principios de 1995 en la televisión suiza de habla italiana.

martes, 26 de febrero de 2008

Fidel

Confirmado el relevo de Fidel Castro al frente del régimen cubano y sin entrar en disquisiciones que nos llevarían por los andurriales de la hipocresía, quiero recordar las percepciones personales que he tenido en las dos ocasiones en las que, por mis obligaciones profesionales, he compartido unas horas con él.
La primera fue en el verano de 1998, con motivo del viaje institucional del presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, a Cuba y Costa Rica.
En aquella primera ocasión, tras una larguísima espera que ocupamos, entre otras cosas, hablando de historietas y tebeos con el entonces ministro cubano de Cultura, Abel Prieto, el encuentro se produjo en una cena en el Palacio de la Revolución de La Habana que finalizó, si no recuerdo mal, hacia las cinco o las seis de la mañana.
Esa ha sido una de las escasísimas ocasiones en mi vida en las que he tenido la sensación de estar compartiendo tiempo y espacio con La Historia.
La segunda vez que coincidí con Fidel Castro fue unos meses después, los días 19 y 20 de octubre de 1998, cuando de regreso de la Cumbre Iberoamericana de Oporto y antes de que el presidente del Gobierno, José María Aznar, le recibiera en Madrid, pasó por Extremadura.
Esos dos días de arduo trabajo informativo, trufados de mil y una anécdotas que retratan al personaje, concluyeron con la enésima demostración de enorme capacidad de uso de la comunicación que siempre ha tenido Fidel Castro.
Seguido en su visita al Teatro Romano de Mérida por casi un centenar de periodistas de todo el mundo, trasladados muchos desde Oporto para desazón de Aznar, que había promovido una reunión de presidentes de países centroamericanos, y con la noticia recién salida de los teletipos del procesamiento de Pinochet por parte del juez Baltasar Garzón, Castro enseguida vio que el marco le proporcionaba la oportunidad de una rueda de prensa irrepetible.
Y así fue. Tras una comprobación de la magnífica acústica del teatro romano, que encomendó al entonces ministro de exteriores, Roberto Robaina, inició una rueda de prensa de casi dos horas, de pie en la escena y con los periodistas en la orchestra, que daría la vuelta al mundo.Y al final, foto de familia con toda la canallesca, a la que nadie hizo ascos, incluidos los representantes de medios como ABC, La Razón o la COPE, que fueron de los primeros en arrimarse para no quedar fuera del encuadre.

domingo, 17 de febrero de 2008

La peor banda del mundo

Cuando uno decide acometer esa heroica tarea de poner en orden los innumerables libros que se van acumulando en el estudio, siempre está sujeto al gratificante descubrimiento, o mejor dicho reencuentro, con algún ejemplar que por alguna razón había caído en el olvido o que uno no recordaba tener.
Eso es lo que me acaba de suceder con una de las mejores historietas que he leído en los últimos años, fruto de la maestría de uno de los autores portugueses más importante de los últimos años: José Carlos Fernandes.
El habitual desinterés hispano por casi todo lo portugués, salvo honrosísimas excepciones, se torna en auténtico vacío cuando hablamos de la banda desenhada lusa. Y realmente, en casos como el de José Carlos Fernández, ¡no sabemos bien lo que nos estamos perdiendo!.
El volúmen que he rescatado lleva por título El quiosco de la utopía, y es el primero de los protagonizados por un singular cuarteto de músicos denominado La peor banda del mundo, formada por el saxofonista Sebastián Zorn, de profesión troquelador de sellos; por el teclista Idálio Alzheimer, que es comprobador meterológico; el contrabajo Ignacio Kagel, inspector municipal de mecheros; y el batería Anatole Kopek, criptógrafo de segunda clase.
Alrededor de estos personajes, que se reúnen invariablemente todos los días a las tres de la tarde en los sótanos de una vieja corsetería cerrada hace años, el autor teje un sinfín de microhistorias de dos páginas en las que hace un sublime retrato de la condición humana, que oscila desde la crítica social y política, hasta la instrospección en el problema de la soledad, en el sentimiento de opresión ante un mundo que no nos permite controlar nuestros propios destinos, etc.
Una pequeña maravilla, envuelta en ese aroma de saudade portuguesa a la que contribuye la elección del color sepia de las páginas, y un acertadísimo uso del gris y el negro para la mayoría de los personajes y tonos ocres y sienas para la mayor parte de los fondos y decorados, sean edificios o exteriores.
La ironía que no falta está presente en la denominación de organismos como el Departamento de Criptoacústica del Laboratorio Nacional de Histeria y Psicología de Masas, la Industria Nacional de Liposucción o el Partido Impopular Idiosincrático, acusado de fascista por la izquierda, de trotskista por la derecha, de anarcosindicalista por los trotskistas y de masónico y rosacruciano por aquellos.
En definitiva, como ya he dicho, una deliciosa compilación de historias de dos páginas publicadas en España por DEVIR, cuyos títulos siguientes tampoco dejan lugar a la duda: El Museo Nacional de lo Accesorio y de lo Irrelevante, Las Ruinas de Babel, La Gran Enciclopedia del Conocimiento Obsoleto, El Depósito de las Cartas Devueltas y Los archivos de los eventos prodigiosos y paranormales.
Y todo ello con un montón de referencias literarias y musicales, que el mismo autor reconoce, y que van desde Borges a Resnais, pasando por Prado Coelho, Duke Ellington, Thelonius Monk, John Coltrane, Stan Getz, Art Blakey o Carlos Bica.
Y como botón de muestra,en la historia titulada La irrealidad crónica, el personaje que ve como su nombre desaparece permanentemente de cualquier lista y a quien todo el mundo ignora y se le cuela en cualquier cola no consigue averiguar lo que le pasa hasta que el jefe de la oficina de correos le desvela, confidencialmente, que su problema es que es el producto del sueño de alguien. Y el protagonista, Simeón Lichtenstein, se va sin tener el valor de hacer la pregunta que le baila en la cabeza: ¿Y cuándo despertará la persona que me sueña?.

domingo, 10 de febrero de 2008

Caminos, ripios y basuras en Badajoz

Una de las cosas que me gusta de ir en bicicleta, además de hacer deporte, es que te permite tener una visión distinta de muchos lugares, facilitando acceder a sitios a los que habitualmente no llegas caminando, porque resultan algo distantes para el tiempo que tienes. Este domingo he cambiado la bicicleta de carretera por mi vieja Otero híbrida, con la que puedo deambular con cierta comodidad por caminos que no sean especialmente difíciles. Esto me ha permitido recorrer buena parte de las sendas que discurren entre la carretera de Olivenza y la carretera de Valverde de Leganés, llegando hasta el Cerro del Viento, La Banasta y la urbanización Las Vaguadas. Se trata de una amplia zona, en la que todavía persisten explotaciones agrícolas y ganaderas y en la que uno pueda apreciar el contrapunto entre la supuesta civilización urbana de la que presumimos y el incivismo y falta de conciencia medioambiental que nos suele acompañar.
Rodeando una amplia zona vallada en lo que pomposamente debería ser el Parque de las Cañadas, según reza la denominación de la calle que limita con este espacio, me he ido encontrado con un sinfín de escombreras ilegales, acumulaciones de ripios de obras, lugares donde la gente ha acumulado trastos y desechos de todo tipo. Hasta tal punto que en una pequeña explanada, descendiendo ya de nuevo hacia la carretera de Olivenza, me he encontrado con 8 o 9 parachoques de automóviles, amontonados, como si algún taller de chapistería no hubiera tenido mejor sitio dónde dejarlos.
Eso sí, no faltaba el retórico cartel de la Junta de Extremadura en el que se prohibe tirar basuras y se indican las sanciones, que oscilan entre los 600 y los 30.000 €, creo recordar. Sanciones que no deben tener lugar casi nunca a la vista del espectáculo de restos, basuras y porquería que se acumulan durante algunos kilómetros.
Y el caso es que la zona, una de las más elevadas de la ciudad de Badajoz, con magníficas vistas hacia Portugal y las vecinas Elvas y Campo Maior, podía ser un lugar de expansión magnífico si estuviera mínimamente cuidado, pues los caminos son ideales para hacer buenas caminatas y rutas en bicicleta.
La conclusión es que, desidia aparte del ayuntamiento y de los responsables municipales, que parece que tienen bastante con que las rotondas y avenidas del centro de la ciudad estén en orden de revista, muchísimos ciudadanos no se preocupan lo más mínimo por conservar el entorno de Badajoz y que suelen aplicar aquello de ojos que no ven, corazón que no siente, o dicho de otro modo, mientras no vea la mierda en la puerta de mi casa, poco me importa dónde esté.
Y claro, si los responsables políticos no muestan su preocupación, ni ponen medidas, ni facilitan alternativas controladas para depositar todos estos residuos, etc., pues los particulares se creen que todo el momente es orégano y que pueden campar a sus anchas.

miércoles, 30 de enero de 2008

Los tebeos se incorporan a la trifulca mediático-política

Ya me he referido en alguna ocasión al actual momento de auge que está viviendo la historieta, con el incremento de su presencia en las librerías generalistas gracias al formato de la novela gráfica, aunque su contenido no siempre responda a lo que conocemos por tal.
Un nuevo ejemplo de esta normalización es la incorporación de los tebeos a la trifulca mediático-política, cosa que no creo que sea muy buena, pero que ahí está.
La SER y la COPE se están encargando estos días de promocionar sendos libros de dos autores que están perfectamente alineados con estas cadenas de radio y sus respectivos grupos mediáticos. Los libros en cuestión son La España de Rajoy, con guión de Enric Sopena, y La Ezpaña de ZP, con guión de César Vidal. Los dibujos en ambos casos pertenecen a David Ramírez (Tortosa, 1975), reconocido dibujante por sus versiones paródicas de algunos de los personajes más populares del manga y del animé.
Lo curioso es que esta versión española de lo que fue un éxito editorial francés de 2007, La cara oculta de Sarkozy, de la que Glénat vendió más de 200.000 ejemplares, lo publica el sello especializado en historietas Comic Books, que acaba de ser creado por Grup 62, referente indiscutible de la edición de libros en catalán que, a su vez, se ha integrado en el conglomerado empresarial de Planeta.
Como vemos, si detrás de las cosas hay negocio, no importa que los compañeros de cama o viaje sean extraños, mientras al final los réditos económicos sean sustanciosos para unos y para otros.
Lo más positivo es el reconocimiento implícito, de forma masiva en España, de la capacidad de comunicación y de transmisión de ideas que tiene la historieta y su utilización para tratar temas de actualidad. Esto hasta ahora había sido terreno acotado casi en exclusiva a las revistas de humor como El Jueves. En formato álbum o libro hay que remontarse a ejemplos bastante rancios, como alguna que otra historia de comunidad autónoma, de sindicato o partido político. Sin olvidar, por supuesto, obras realmente militantes y de aproximación ideológica a las clases populares como fueron las del mexicano Rius, con títulos como Marx para principiantes, Lenin para principiantes o Mao en su tinta.

martes, 22 de enero de 2008

Libros: el placer del olor y del tacto

Reconozco las inmensas posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías e Internet. Buena prueba de ello es precisamente este blog, que me ha permitido matar de algún modo el gusanillo periodístico que llevo dentro y que ahora mismo no se está expresando profesionalmente.
Pese a ello, y a los vaticinios que auguraban la desaparición casi inmediata de prensa escrita y libros con la generalización del uso de las nuevas herramientas informáticas y de la red de redes, la verdad es que hay algunos pequeños placeres que la era digital no es capaz, por ahora, de ofrecerte. Me refiero a esas sensaciones que uno tiene con un libro en las manos, pasando sus hojas, con las que incluso puedes cortarte, sopesándolo, escuchándolo y oliendo esa mezcla de aromas que van desde la tinta del libro recién impreso, hasta la humedad y el ligero enmohecimiento de libros más antiguos almacenados en sótanos.
En las últimas fechas he podido disfrutar especialmente de estas sensaciones gracias a un regalo y a una adquisición.
El primero ha sido un ejemplar de la magnífica reedición que ha hecho Norma de la obra de Hugo Pratt con la que comienza la saga de su personaje más emblemático, Corto Maltés. Estamos hablando de La Balada del Mar Salado, que se presenta como un libro de gran formato(41 cms de altura) que reproduce las páginas originales tal y como fueron concebidas y dibujadas por el autor.
El segundo responde a un pequeño capricho de mi propia memoria personal. Hace poco días, caminando por el Ensanche de Barcelona, en tránsito de una reunión a otra, pasé por una zona en la que abundan las librerías de viejo. De repente me vino al recuerdo el libro que más veces he leído en mi vida, una novela de Julio Verne, que no se cuenta precisamente entre las más conocidas: Las historias de Cabidoulin. Las aventuras de este viejo marinero enrolado en un ballenero inglés me fascinaron en mi infancia, hasta el punto de llegar a leerme el libro una docena de veces. Pues bien, tras un primer intento fallido, a la segunda fue la vencida, y allí estaba un viejo ejemplar de 1960, de la colección de Editorial Molino en la que se publicaron todas las obras de Julio Verne y de otros dos clásicos de la literatura de aventuras juvenil, como Karl May y Emilio Salgari.
Su olor algo mohoso, sus páginas amarillentas, sus coloristas portada y sobrecubiertas, me trasladaron inmediatamente a aquellas sensaciones de mi niñez, cuando mi imaginación todavía no había sido domeñada por la realidad de la vida.

domingo, 13 de enero de 2008

Y en estas llegó la letra del himno

Salvo muy contadas excepciones y en contextos muy determinados, no soy nada partidario de los himnos. En cuanto a sus letras la mayoría me parecen una incitación a la barbarie o una cursilada sólo comparable a los inigualables festivales de la OTI.
Por lo tanto se comprenderá bien el total flipe que me ha producido el proceso en el que se han embarcado el Comité Olímpico Español, la SGAE y algunos más para dotar al himno español de letra porque, ¡pobrecitos ellos!, los deportistas españoles no pueden realizarse plenamente cantándolo a voz en grito. ¡Es que ellos necesitan motivarse con el amor patrio, porque sólo con la pasta que ganan no tienen suficiente!.
No hacía falta ser adivino para saber cómo iba a acabar la historia: una propuesta de letra, con un absoluto olor a naftalina y que me recuerda muchísimos de aquellos pasajes de la Enciclopedia Álvarez y de mi libro de Parvulitos en los que se glosaba y ensalzaba la grandeza de la Imperial España.
Y es que en este proceso de rearme en los valores de la España una, España grande y España libre, tras la exaltación de la familia, el empacho real y el sermón de la unicidad, ahora llega el turno a la recogida de firmas para que los deportistas no se sientan acomplejados y puedan cantar el himno.
¡Pardiez!.

lunes, 7 de enero de 2008

2008, ¿vuelta a la normalidad?

Tras finalizar el período festivo de las Navidades, mal llamado así, porque en realidad debería conocerse como el período festivo del Consumo Desaforado, afrontamos el recién estrenado 2008 con el agridulce sabor de la vuelta a la normalidad.
Ahora bien, con el paso de los años, a medida que uno va sumando dígitos en su casillero, parece que entra más en crisis ese concepto de normalidad. ¿Qué es la normalidad?. Para cada uno de nosotros probablemente sea una cosa distinta y además cada uno percibirá esa normalidad de forma diferente. Pero a mí hay aspectos de la pretendida normalidad personal, social y política que cada vez me disgustan más.
Por si las moscas, buscando energías en lo distinto que me permitan mirar 2008 con mejor cara, he iniciado el año de forma totalmente distinta a cómo lo había hecho hasta la fecha. Ni campanadas por televisión, ni insufribles programas televisivos (aunque parezca imposible, cada año son peores que el anterior), ni concierto de Año Nuevo desde Viena (no porque no me guste, sino porque no fuimos capaces de sintonizar ninguna emisora que lo transmitiera), ni resaca derivada de una noche de excesos espirituosos.
Nuestra noche de fin de año transcurrió en un divertido ambiente hogareño en el pueblo más pequeño de Cataluña, Sant Jaume de Frontanyà, en la comarca del Berguedà. Apenas 31 habitantes censados, de los que sólo unos 8 viven habitualmente en la localidad. Cena y alojamiento con Lourdes (mi mujer), Silvia (mi hija), mi amigo Rafa y su mujer Adriana en la Fonda Cal Marxandó, cuyos orígenes se remontan a finales del XIX. Y a las doce menos cuarto todos, junto con los dueños y comensales de la fonda y del otro restaurante que hay en la localidad, y algunos vecinos, a la plaza del pueblo a despedir el año, tomando las uvas, bebiendo cava y comiendo coca (dulce de panadería que lleva chicharrones, piñones, fruta escarchada, azúcar, etc., según los gustos).
Las campanadas corrieron a cargo de Ramón, el alcalde del pueblo y dueño de la fonda, que junto a un muchacho de la localidad subieron al campanario de la magnífica iglesia románica de Sant Jaume para hacerlas sonar al ritmo que el público demandaba desde la plaza, con el fin de que no se produjesen innecesarios e indeseados atragantamientos.

Ahora sólo falta que las buenas vibraciones obtenidas tengan efecto durante el año.