La sorpresa la he tenido en alguno de esos escasos momentos que le dedico a la televisión, cuando puedo dedicar unos minutos a la sobremesa o después de cenar. Entre los miles de anuncios que pueblan las emisiones de TVE aparecen de pronto un presentador y una presentadora, tan ufanos ellos, comentando que cualquier ciudadano puede hacerse con uno de los 24 magníficos coches que sortea Radio Nacional de España.
La incredulidad es mayúscula: ¿qué rábanos hace la radio pública sorteando coches así por las buenas?. Porque en este caso no hay ni tan siquiera la percha de un programa que sirva de contenedor a la rifa.
En fin, creo que ya lo he dicho alguna otra vez, al paso que vamos los medios de comunicación serán meros intermediarios para las promociones y la venta de los más variopintos artículos de consumo, desde coches a toallas, pasando por abanicos, edredones, teléfonos móviles, vajillas, fascículos inacabables, soldaditos de plomo, medallitas de la virgen de turno, etc.
¿Y los contenidos?. Bueno eso, como ya ocurre, será casi lo de menos.
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