
viernes, 27 de marzo de 2009
Homo detritus

sábado, 21 de marzo de 2009
Ángel Campos, Lisboa y Alain Tanner

Como dijo uno de los participantes, casi nunca tanta gente se había dado cita en torno a la poesía en esta ciudad.
Mi relación con Ángel Campos fue fugaz, reduciéndose a algunas reuniones en los momentos iniciales de la Asociación Cultural Extremeño Alentejana y algunos encuentros ocasionales con motivo de alguno de los muchos actos relacionados con Portugal a los que he asistido profesionalmente, tanto en Extremadura, como en Lisboa.
Y sin embargo, Ángel es una presencia habitual en mi imaginario a partir de esas extrañas conexiones que a veces uno establece entre las cosas.
Esa conexión tiene en su eje a Lisboa, una de las ciudades más fascinantes que conozco, a la que siempre me gusta regresar y a la que estará siempre asociada la figura de Ángel. Igual que, para mí, lo está uno de mis directores de cine preferidos, el suizo Alain Tanner.
El cineasta suizo rodó en 1982 y estrenó en 1983 En la ciudad blanca, un fascinante ejercicio de interiorización y enamoramiento por Lisboa. Un cine de otra época, poético, con tiempo para los detalles. Un cine que se hermana con la poesía de Ángel, con su propia La ciudad blanca, que también arranca en 1983.
Son pequeños detalles, pero que para mí establecen de forma permanente esa relación triangular: Ángel Campos, Lisboa y Alain Tanner.
sábado, 14 de marzo de 2009
Pedalada 2009: 139 km por La Vera y el Campo Arañuelo
La jornada ha estado acompañada por un tiempo magnífico, incluso algo nueblado por momentos, lo que nos ha permitido hacer toda la primera parte de la etapa sin excesivo calor.
Hemos salido desde Navalmoral de la Mata, habitual punto de encuentro y concentración, hacia las 9.30 horas, una vez solventadas algunas pequeñas cuestiones técnicas en mi bicicleta (y eso que ayer la recogí del taller parqa que estuviera a punto).
Para abrir bloca y entrar un poco en calor, hemos empezado la ruta yendo hasta Belvís de Monroy. Desde allí hacia Saucedilla, Casatejada y el cruce de la carretera de Navalmoral a Jaraíz, donde nos hemos desviado hasta buscar el enlace hacia Jarandilla por las Cuestas de Torreseca. Ahí es donde han empezado las dificultades, que han continuado cuando hemos hecho la subida hasta el Guijo de Santa Bárbara que con sus 870 metros de altitud ha sido el punto más elevado de la ruta.
Después bajada de nuevo hasta Jarandilla, por la otra carretera, y alto en el camino para reponer fuerzas.
Hacia las tres de la tarde hemos emprendido de nuevo la marcha y, como suele ser habitual, después de comer algo cuesta volver a coger el ritmo. Hemos pasado por Losar de la Vera y la Garganta de Cuartos, hemos subido hasta Viandar y Talaveruela de la Vera, hemos iniciado el regreso por la carretera de la Confederación Hidrográfica del Tajo que lleva desde Valverde hasta Barquilla de Pinares y de allí, por Tietar y Rosalejo, hasta Navalmoral. Los últimos 18 kilómetros han sido los más pesados, con interminables rectas que se hacían muy pastosas en terminología ciclista.
Hacia las seis de la tarde hemos acabado la ruta, tras unos 139 kilómetros de recorrido.
Ha sido una experiencia, como siempre, sumamente agradable. Haciendo ejercicio al tiempo que disfrutamos de nuestra amistad.
Y los paisajes totalmente cambiantes, desde la dehesa, hasta los bosques de robles y castaños camino del Guijo, sin olvidarnos de las zonas de sotobosque, los matorrales, la retama, las jaras y el brezo en flor. Y en cuanto a paisajes, qué decir del impresionante espectáculo de Gredos, que aún mantiene sus buenos neveros.
Ahora descansar, una cena de calidad en La Abadía de Cuacos de Yuste y mañana una etapita dde 60 km como despedida.
Por último agradecer a un compañero, Marcos Ortíz, que haya hecho su aportación artística diseñando el logotipo que hemos lucido en los maillots que he preparado para la ocasión.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Viaje de ida y vuelta a la miseria

A veces ese choque se produce como consecuencia de acciones absolutamente bienintencionadas, en las que personas de países depauperados tienen la oportunidad, por unos días, de estar en algún lugar del llamado primer mundo para recibir cuidados médicos, sanitarios, sociales, o acceder temporalmente a estudios y formación.
Pero otras veces, ese choque puede ser el fruto de un mal cálculo, como creo que es el que se produce en este caso.
Unos pequeños son extraídos temporalmente de su entorno de miseria, para convertirse en actores de una película extranjera, británica en este caso. Durante este período comen regularmente, son atendidos y cuidados, duermen en una cama (un lujo auténticamente desconocido para ellos), viajan, etc. Es más, llegan al cénit del glamour y la lentejuela, a Hollywood: hoteles de lujo, ropas carísimas, flashes, alfombras rojas, comida por doquier, etc.
Y, de repente, todo eso acaba y vuelven a su rastrero e inmundo destino, a su suelo para dormir, a los excrementos rodeándoles por todas partes, a su invalidez como seres humanos. E intentan rebelarse, obteniendo como recompensa una paliza paterna por no querer atender a un periodista que iba a pagar dinero por una entrevista.
Teniendo en cuenta que los productores de la cinta algún beneficio económico obtendrán, sobre todo después de la lluvia de galardones que han recibido, ¿no habría sido razonable que hubieran hecho algo más para mitigar la situación de estos pequeños y sus familias?.
Ya sé que con ese pequeño gesto no se resuelve el problema de las desigualdades, ni la miseria de millones de personas en países como la India y otros muchos. Pero por lo menos, en un caso concreto, no se habría reproducido el viejo esquema de aprovechamiento de Occidente, ni se habría contribuído a arruinar, aún más, la vida de estos niños.
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