Han pasado casi veinte días desde mi última comparecencia en este espacio de comunicación que pretende ser Trazo de Tinta. Poca comunicación debe ser ésta cuando uno anda tan liado con otras cuestiones, sobre todo laborales, que no le permiten ni sacar unos minutitos a la semana para explayarse comentando alguno de los muchos temas y vivencias sobre los que merece la pena escribir.
Quejas al margen, propias de una sociedad opulenta que no tiene nada mejor en lo que entretenerse, este período de tiempo ha dado para muchas cosas, entre ellas para comentar con amigos y conocidos los resultados de las pasadas elecciones municipales y autonómicas; y sus secuelas: la constitución de los nuevos ayuntamientos y de los gobiernos de las comunidades autónomas.
Y ahí es donde entra en acción Gregorio González, mi querido Goyo, buen amigo periodista, que vive en Leganés y que literalmente está que muerde por los “no” pactos postelectorales de la izquierda que, por primera vez en la historia democrática, ha permitido a la derecha hacerse con las riendas del ayuntamiento del municipio que muchos consideran la tercera provincia extremeña: Leganés.
Goyo es una de esas excelentes personas con las que, de tanto en tanto, tienes la fortuna de toparte.
Por estas fechas hará 23 años que nos vimos por primera vez. Fue en L’Hospitalet de Llobregat, con motivo de unas jornadas organizadas por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), sobre Nuevas Tecnologías de la Comunicación y las Colectividades Locales.
Era el año 1984 y él estaba en el gabinete de prensa del ayuntamiento de Getafe y yo en el de Premià de Mar.
A partir de ese momento mantuvimos un inicial contacto profesional que, con el paso del tiempo, se fue convirtiendo en la fuerte amistad de la que hoy tengo a gala poder disfrutar.
Amistad que como todas en las que hay kilómetros de por medio, sufre de la carencia de un mayor contacto físico, pero que se ve compensada por la intensidad de los momentos en los que se puede disfrutar de ella.
Goyo, alejado desde hace años de los quehaceres profesionales municipales y dedicado al ámbito de la creatividad y el diseño de publicaciones, es una mano amiga que siempre ha estado dispuesto a ofrecerte apoyo, sin importarle la dificultad del mismo.
Ahora, y él sabe bien por qué lo digo, quiero trasladarle desde este modesto espacio de comunicación, todo el apoyo, cariño y fuerza de mi amistad.
Y en cuanto a los pactos políticos, coincidir con él en que hay que estar muy berzas desde la izquierda, para no ponerse de acuerdo en un programa y un plan de trabajo, aparcando personalismo y rencillas estúpidas, y en cambio dejarle libre el camino a la derecha.
Quejas al margen, propias de una sociedad opulenta que no tiene nada mejor en lo que entretenerse, este período de tiempo ha dado para muchas cosas, entre ellas para comentar con amigos y conocidos los resultados de las pasadas elecciones municipales y autonómicas; y sus secuelas: la constitución de los nuevos ayuntamientos y de los gobiernos de las comunidades autónomas.
Y ahí es donde entra en acción Gregorio González, mi querido Goyo, buen amigo periodista, que vive en Leganés y que literalmente está que muerde por los “no” pactos postelectorales de la izquierda que, por primera vez en la historia democrática, ha permitido a la derecha hacerse con las riendas del ayuntamiento del municipio que muchos consideran la tercera provincia extremeña: Leganés.
Goyo es una de esas excelentes personas con las que, de tanto en tanto, tienes la fortuna de toparte.
Por estas fechas hará 23 años que nos vimos por primera vez. Fue en L’Hospitalet de Llobregat, con motivo de unas jornadas organizadas por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), sobre Nuevas Tecnologías de la Comunicación y las Colectividades Locales.
Era el año 1984 y él estaba en el gabinete de prensa del ayuntamiento de Getafe y yo en el de Premià de Mar.
A partir de ese momento mantuvimos un inicial contacto profesional que, con el paso del tiempo, se fue convirtiendo en la fuerte amistad de la que hoy tengo a gala poder disfrutar.
Amistad que como todas en las que hay kilómetros de por medio, sufre de la carencia de un mayor contacto físico, pero que se ve compensada por la intensidad de los momentos en los que se puede disfrutar de ella.
Goyo, alejado desde hace años de los quehaceres profesionales municipales y dedicado al ámbito de la creatividad y el diseño de publicaciones, es una mano amiga que siempre ha estado dispuesto a ofrecerte apoyo, sin importarle la dificultad del mismo.
Ahora, y él sabe bien por qué lo digo, quiero trasladarle desde este modesto espacio de comunicación, todo el apoyo, cariño y fuerza de mi amistad.
Y en cuanto a los pactos políticos, coincidir con él en que hay que estar muy berzas desde la izquierda, para no ponerse de acuerdo en un programa y un plan de trabajo, aparcando personalismo y rencillas estúpidas, y en cambio dejarle libre el camino a la derecha.
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