Salirse de los caminos trillados y de los estereotipos históricos es lo que hace Fermín Solís con su último trabajo Navío de Tuertos, primer ejemplar de la nueva colección Extremeños en Iberoamérica que publica el CEXECI (Centro Extremeño de Estudios y Cooperación con Iberoamérica).
Solís acomete en sus páginas la tarea de narrar la peripecia vivida por Francisco de Orellana cuando deja atrás a Pizarro para ir a buscar provisiones. Ese itinerario que le lleva a lo largo del río Amazonas hasta llegar a mar abierto, es aprovechado por Solís para realizar un viaje introspectivo por los personajes protagonistas de su historia. Más que recrearse en los aspectos heroícos y mitológicos que siempre han envuelto la presencia de los extremeños en América, centra su atención en lo cotidiano, en el día a día, en el tedio del tiempo que pasa sin novedades, en las incomodidades y penurias de unos hombres insignificantes en medio de una naturaleza exhuberante y desconocida. Y lo hace Fermín Solís desde la calma. Con su habitual estilo gráfico elegante y limpio, heredero de la mejor tradición de la línea clara española, usando colores nada agresivos, acordes con el ritmo pausado que, en mi modesto entender, tiene esta narración gráfica del autor cacereño. Salvo las primeras páginas, en las que quizás para mi gusto se hace excesivamente prolongada la escena de Fray Gaspar pidiendo ser escuchado por Gonzalo Pizarro, el resto de la historia te envuelve paulatinamente y te sumerge, casi acunándote al ritmo de las olas, en las vivencias de este grupo de extraños en territorio ignoto.
Con este trabajo Fermín demuestra una vez más que es un sólido valor de la historieta extremeña y española, que sin duda nos dará más de una satisfacción.
En cuanto a la iniciativa del CEXECI, no puedo hacer otra cosa que alabarla. El interés por la historieta y el humor gráfico siempre ha estado presente en su actividad. Baste con recordar la magnífica exposición que organizó sobre La Gráfica Política del 98, o el curso internacional de verano titulado 100 años de narrativa dibujada, coincidiendo con el centenario oficioso del nacimiento del cómic estadounidense.
Esperemos que los actuales vientos de una crisis impuesta desde las entrañas del capitalismo no eche por tierra el camino iniciado con este Navío de Tuertos.
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