Este es el significativo título elegido por el escritor griego Petros Márkaris, para la última entrega
publicada de la serie de novelas policiacas protagonizadas por el comisario de
la policía de Atenas, Kostas Jaritos.
Como suele ser habitual en las novelas negras, la trama argumental, en
este caso una serie de asesinatos de personalidades vinculadas al mundo de la
banca y los negocios financieros, sirve de telón de fondo para realizar una
detallada disección del contexto social en la que se desarrolla la misma. Y ese
contexto no es otro que el de un país, Grecia, inmerso en una profunda crisis,
en la que sus habitantes se sienten poco menos que como títeres en manos de
poderes externos sobre los que ellos no tienen ningún poder de decisión, pero
que condicionan y deciden sobre sus vidas.
La obra de Márkaris, además, tiene bastante de crónica de actualidad,
ya que a través de su lectura uno se va encontrando, una y otra vez, con los
mismos argumentos, vinculados a la crisis, que se han convertido en tema de
conversación obligada para casi cualquier ciudadano europeo: recortes, recortes
y más recortes.
Con todo “Con el agua al cuello” también tiene espacio para el humor
o, por lo menos, para la ironía. Un ejemplo es el ejercicio de solidaridad
entre los países periféricos y del sur de Europa que se describe cuando el
comisario Jaritos tiene que cambiar su viejo Mirafiori con cuarenta años a sus
espaldas. Fanis, su yerno, le
sugiere que se compre un Seat Ibiza. La razón que da a la pregunta de ¿por qué?
es por solidaridad entre los pobres.
Ahora los españoles y los portugueses tienen problemas, como nosotros. Para los
mercados financieros, somos los PIIGGS, los . Y cada cerdo debe
ayudar a los demás, no hacerles la pelota a los tiburones. Quisimos vivir como
tiburones y ahora estamos ahogándonos, porque los cerdos no saben nadar. Por
eso tienes que comprarte un Seat Ibiza .
Esta solidaridad entre los pobres se prolonga ante la final del
Mundial de Fútbol de Suráfrica de 2010, que enfrenta a España con Holanda. Los
griegos están decididamente a favor del equipo español y viven la final como si
fuera su propia selección quien está jugando. Cuando el comisario Jaritos
pregunta a varios de sus colaboradores la razón del apoyo a España la respuesta
es: no queremos que el Fondo Monetario
Internacional gane el Mundial… Nos lo
han quitado todo; no se quedarán con el Mundial.
Pero en su libro Márkaris no solo pone su mirada sobre los
condicionantes exteriores, sino que se muestra igual de perspicaz y agudo al
describir las razones internas que han llevado a Grecia a la situación actual. Adrianí, la esposa del comisario, lo
explica brevemente de la siguiente manera al ser interpelada sobre su
pretensión de reducir la población del país a la mitad: Que expulsen a los que deben los 24.000 millones en impuestos. De todas
formas, el Estado no cobrará esos impuestos ni en los próximos ochenta años
laborables. Que se queden sólo los idiotas que pagan impuestos. Los gastos y la
corrupción se reducirán con la marcha de los evasores de impuestos, pero los
ingresos no mermarán, porque los idiotas que pagan seguirán aquí.
Ante la aplastante lógica de su esposa, Jaritos se refugiará en el “Dimitrakos”,
diccionario enciclopédico que es casi su libro de cabecera. Y en él buscará
voces como aguante: m. 1. Sufrimiento,
tolerancia, paciencia; disposición para aguantar./ 2. Fortaleza para resistir
pesos, impulsos, trabajos, etc., que le llevarán a concluir que decididamente, es sinónimo
de idiotez .
En definitiva, visto desde nuestra perspectiva, el libro de Petros
Márkaris tiene un notable valor para comprender mejor la realidad griega de la
que hemos estado tan pendientes desde hace más de un año y, al tiempo, tiene un
carácter premonitorio sobre lo que puede pasar en España si las cosas se
tuercen todavía más.
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