Viñeta final de las páginas de arranque de El arte de volar |
Tenía muchas ganas de leer “El arte de volar”, obra de Antonio Altarriba (guión) y Kim (dibujo), por la que han obtenido numerosos premios, entre ellos el Nacional de Cómic 2010, el de
Mejor Obra, Guión y Dibujo del Salón Internacional del Cómic de Barcelona 2010; el Cálamo Extraordinario de 2009 o el de la Crítica 2010 a la Mejor Obra Nacional y al Mejor Guión Nacional.
La espera ha valido la pena, pues
nos hallamos ante uno de los trabajos más maduros y completos de la historieta
española de los últimos años. No llego al punto de considerarla una obra
maestra, ni creo, como asegura Antonio
Martín en el prólogo, que se trate de la primera vez que en la historia del
cómic español una obra se dirige
deliberada y definitivamente, de forma exclusiva, a un público maduro
mentalmente, a unos lectores que no leen por simple entretenimiento. Pero
hecha esta salvedad, debo reconocer que “El arte de volar” se trata de un libro
sumamente recomendable, denso y profundo, magníficamente presentado por la
alicantina Edicions de Ponent.
Personalmente, al margen de otros
análisis más estéticos y creativos, la obra me transmite esa incómoda sensación
que a veces tenemos de estar inmersos en un río de acontecimientos sobre los
que apenas tienes control y que, a veces para mejor, muchas veces para peor, te
van llevando de un lado para otro, sin poder remediarlo.
El libro surge a raíz del
suicidio de Antonio Altarriba Lope,
padre de Antonio Altarriba, el día 4 de mayo de 2001, en la Residencia de
Lardero (La Rioja). A partir de este hecho, Altarriba siente la profunda
necesidad de recuperar la memoria de un padre al que habría querido estar más
unido. No sólo eso, sino que siente la necesidad de dignificar la vida de
alguien que había sido constantemente atropellado por los acontecimientos y que
prácticamente sólo había tenido un pequeño momento de libertad: el de echarse a
volar desde la cuarta planta de la residencia para acabar con su vida.
Es a partir de esta necesidad de
reencuentro personal y emocional, que Antonio Altarriba estructura la historia
que nos ofrece en “El arte de volar”, en la que además de ir reconstruyendo la
secuencia vital de su padre, nos ofrece un magnífico recorrido a través de la
historia de España, desde 1910, hasta 2001. Un trayecto en el que se refleja la
dureza y falta de expectativas del Aragón rural de las primeras décadas del
siglo XX, el fugaz período de sueños y esperanzas vividos con la República, la
tragedia continua que representaron la Guerra Civil, el exilio, los campos de
concentración y el trabajo semi-esclavo en Francia; la lucha contra los nazis
con la Resistencia francesa, los primeros años de la posguerra europea; el
regreso derrotado, sin sueños ni esperanzas, a la España de la dictadura
franquista, del estraperlo, las privaciones y los negocios sucios en los
aledaños del poder. Para acabar con los desengaños derivados de una democracia
que, en muchos aspectos, no ha sabido dar respuesta a las esperanzas y a las
necesidades de reparación y justicia de quienes se vieron privados de algo tan
esencial como su dignidad como personas y ciudadanos.
Como ya he comentado, estamos
ante un libro denso, profundo, desgarrado por momentos, con algunos toques de
humor, con breves destellos de luminosidad y felicidad. Y para plasmarlo
cuenta, en la parte gráfica, con la aportación sólida y eficaz de Kim, al que
siempre identificamos por su vertiente más humorística, como creador de uno de
los personajes españoles más populares de las últimas décadas, Martínez El
Facha, publicado en la revista El Jueves. Kim consigue, a través de su dibujo,
trasladar al lector la complejidad del relato de Altarriba, con una magnífica
recreación de ambientes, que por momentos se captan casi de una forma epidérmica,
física. El único pero que le pongo a la contribución de Kim, y también de algún
modo a la propia narración de Altarriba, es a alguno de los momentos oníricos
que se presentan, que no siempre me parecen bien resueltos y que distorsionan
algo la captación de la historia.
En definitiva, “El arte de volar”
es un magnífico libro de historietas, absolutamente recomendable, que no sólo
reflexiona sobre la condición y los sentimientos humanos, sino que funciona
como un gran documental histórico sobre la España del siglo XX.
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