Cuando hablamos de estereotipos aplicados a un continente, debemos
convenir en que África se lleva la palma. Desde nuestra atalaya occidental la
imagen que se difunde del continente africano está habitualmente asociada a realidades
estigmatizantes, como hambrunas, guerras civiles, matanzas, costumbres de una
crueldad a la que nos sentimos ajenos, la miseria como paradigma de vida, etc.
Todo esto es lo que se derrumba como un castillo de naipes con la
lectura de “Aya de Yopougon”, la
historieta creada por la costamarfileña Marguerite
Abouet, con dibujos del francés Clément
Oubrerie, por la que obtuvieron en 2006 el premio al Mejor Primer Álbum del
Salón de la B.D. de Angouléme. Editado en España por Norma Editorial, en su
colección Nómadas, en 2011 se ha publicado el sexto y último volumen de la
serie.
“Aya de Yopougon” es un auténtico baño de vida cotidiana,
que resulta sorprendente para quien está acostumbrado a recibir casi siempre
noticias negativas y pesimistas sobre la realidad de África. Ambientada en
1978, lo que hace Abouet en su obra es narrar, simple y llanamente, la vida
cotidiana de Yopougon, uno de los barrios de Abidjan, la capital de Costa de
Marfil. Las protagonistas principales son tres chicas jóvenes, Aya, Bintou y Adjoua. Las tres son amigas, cada una con sus sueños y problemas
particulares, desde la que quiere estudiar medicina, hasta la que quiere pescar
a un buen marido para vivir de rentas, o la que tiene que enfrentarse al
problema de una maternidad prematura.
Con sus toques de humor e ironía, lo que realmente descoloca al lector
es la frescura y sensibilidad con la que se tratan las situaciones que se
plantean, que podrían perfectamente corresponderse con las de cualquier pueblo
o ciudad de nuestro mundo occidental: amores y desamores, discusiones
familiares, fiestas, concursos de belleza, problemas laborales, la
homosexualidad, infidelidades maritales, mujeres reivindicativas, hijos de
ricos empresarios viviendo del cuento, bodas, colas en las burocratizadas
oficinas administrativas, confidencias alrededor de una bebida, dificultades
económicas, rigores paternales, tradiciones funerarias, etc.
Todo ello apoyado en el dibujo realista de Oubrerie, realmente eficaz
tanto en la descripción visual de objetos y los ambientes, como en la
plasmación de la personalidad de los personajes.
Como complemento, cada uno de los volúmenes de “Aya de Yopougon”, incluye al final unas cuantas páginas en las que
se describen costumbres culturales y gastronómicas de Costa de Marfil. Una
información adicional interesante, que nos permite aproximarnos mejor todavía
al contexto en el que desenvuelven los protagonistas de la historia.
Para esta primavera de 2012 está previsto que se estrene una versión
en dibujos animados, dirigida por sus propios creadores.
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