Conocí al argentino Juan Sasturain en 1996. Fue en Jarandilla de la Vera
(Cáceres), en el marco del curso iberoamericano de verano titulado 100 años de narrativa dibujada, organizado
por el CEXECI (Centro Extremeño de
Estudios y Cooperación con Iberoamérica), con motivo del centenario oficioso de
los cómics. Aquél curso, que
codirigimos el profesor Alejandro Pachón y un servidor,
reunió en tierras extremeñas a buena parte de lo más granado de la historieta
española e iberoamericana, desde dibujantes a guionistas, pasando por
divulgadores y teóricos.
Cuando Sasturain
participó en el curso, ya hacía 7 años que había finalizado la que, para
muchos, es una de las obras cumbre de la historieta mundial: Perramus. En ella se encargó de los guiones. La parte gráfica estuvo a
cargo del extraordinario maestro uruguayo Alberto Breccia (Vito Nervio, Mort Cinder, Richard Long, La vida del Ché, Un tal Daneri,
Los mitos de Cthulhu, y la nueva versión de El Eternauta).
Edición
integral
Sirva esta pequeña
excursión por los recuerdos personales para comentar la gran oportunidad que, desde hace unos meses,
tienen los aficionados para redescubrir
esta obra culmen de la narrativa
dibujada mundial. Se trata de la versión integral publicada en abril pasado
por 001 Ediciones, editorial
con sede en Torino (Italia), pero coordinada desde España. Estamos ante una
magna obra, de grandes dimensiones, con casi 500 páginas. En este volumen se
incluyen las cuatro partes que en su día se publicaron de forma episódica en
diversas revistas europeas y argentinas: El
piloto del olvido (1984-1986), El
alma de la ciudad (1984), La isla del
guano (1986-1987) y Diente por diente
(1988-1989). Esta edición cuenta con un texto introductorio del crítico Ángel de la Calle, fundador entre
otras iniciativas de la Semana Negra de Gijón. Asimismo, nos encontramos con textos
de los propios autores, que en cada momento acompañaron las diferentes etapas
de la obra, y también de estudiosos como Javier Coma (1986) o Andreu Martín (1993).
Mariscales
y culpas
En 1986, en los
preliminares del primer capítulo, el escritor y periodista argentino Osvaldo Soriano escribía: La primera obra cumbre sobre la dictadura argentina está aquí, en este
libro de imágenes inquietantes como las pesadillas del amanecer. Son muchos
los análisis y estudios existentes sobre Perramus,
por lo que me abstengo en repetir lo que tantos otros han dicho sobre él. Sin
embargo, como lector que revisita años después partes de esta obra, coincido en
el ambiente de inquietud que uno tiene cuando va pasando las hojas y
sumergiéndose en el mundo ideado por Sasturain y plasmado visualmente por
Breccia. La cadavérica presencia de los
esbirros de los mariscales, el permanente juego de sombras, difuminados, emborronados, collages, blancos,
negros y la múltiple escala de grises, confieren a su lectura un constante estado de vigilia, de alerta, de
desasosiego. Nada es lo que parece visualmente. Tampoco narrativamente,
fluyendo la acción -pues no deja de tener un importante componente de aventura-
entre una hipotética realidad y una fantasía imaginada, que deviene por
momentos en real. Por las páginas de los diferentes capítulos deambula un
Borges vidente, un reconocible Henry Kissinger (bautizado como Mr. Whitesnow
-Blancanieves-, acompañado de sus correspondientes 7 ayudantes), Fidel Castro,
María Kodama, García Márquez o Frank Sinatra, entre otros.
No estamos ante una
obra que se deba leer a la carrera. Sus páginas nos invitan a demorarnos en sus
imágenes, a recrearnos y reflexionar sobre muchas de las frases que pronuncian
sus personajes. De hecho, Perramus es
uno de esos libros de historietas a los que uno vuelve periódicamente para
hallar nuevas lecturas y enfoques, o para refrescar pensamientos e ideas. Eso
es lo que le da su carácter intemporal, pese a estar enmarcado en una época y
un tiempo muy concreto, pero que por desgracia nos resulta demasiado actual.
Nombre
de etiqueta
Una de las grgandes curiosidades de la obra de Sasturain-Breccia, es el nombre del personaje: Perramus. ¿Dónde está su origen? En la página 7 del primer capítulo de la primera parte, el protagonista, plenamente inmerso en el olvido de su personalidad, es renombrado con la marca de un chaquetón de marino que je han prestado. Pues bien, el caso es que dicho nombre se corresponde, efectivamente, con el de un tipo de prendas marineras. De hecho, hoy en día sigue existiendo una marca argentina de ropa que se llama Perramus, fundada en 1922. Está dedicada, entre otras cosas, a la fabricación de pilotos, prendas de abrigo originariamente fabricadas con gruesas telas impermeables, en este caso provenientes de la localidad de Perram,
en País de Gales.
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