jueves, 30 de octubre de 2008
Rematando el esfuerzo en el Monte Toro
jueves, 9 de octubre de 2008
El papel de la radio pública: regalar coches

sábado, 4 de octubre de 2008
¿El fin de la medicina humanista?

En la entretenida charla que mantuvimos en su despacho de la madrileña Fundación Jiménez Díaz, dejó caer con amargura su reproche hacia un sistema sanitario que está suponiendo el fin de la medicina humanista, para convertirse en un sistema de gestión en el que lo que importan son los números y no las personas. Esto, en su opinión, está llevando a la privatización de la gestión de los centros hospitalarios y los médicos pierden más tiempo introduciendo datos estadísticos en un ordenador, que no viendo, tocando, palpando a los pacientes. Y por estos lares –me decía- nos gusta que nos toquen, nos gusta la cercanía de la relación, las distancias cortas con el médico. Un sistema sanitario no puede ser indiferente a la sociología de la población a la que tiene que atender. Aquí no podemos importar, tal cual, el sistema de otros países más acostumbrados a la frialdad en ese trato, como los nórdicos. Como colofón, Remigio Vela decía que no hay dinero para hacer frente a los requisitos de la sanidad.
Comparto buena parte de sus comentarios, sobre todo en cuanto al trato y la relación con los clientes. En cuanto a la carencia de fondos, yo tengo muy claro que pago mis impuestos para cosas como éstas, para que haya una buena provisión presupuestaria para dotar a los servicios públicos de las prestaciones y la calidad que necesitamos y a la que todos los ciudadanos tenemos derecho, con independencia de nuestro nivel de ingresos. Y puestos a buscar ese dinero, me imagino la cantidad de buenos médicos y maestros, por referirme sólo a dos sectores básicos como sanidad y educación, que se podrían formar y contratar con las multimillonarias indemnizaciones que se llevan muchos ejecutivos de esas grandes empresas financieras e inmobiliarias que, cuando las cosas se ponen feas, se olvidan de su liberalismo económico para irse a refugiar en los brazos del malvado papá Estado.
Creo que si privatizásemos menos los beneficios y socializásemos menos las pérdidas podríamos dar mejor respuesta a las preocupaciones que me exponía Remigio Vela.
domingo, 21 de septiembre de 2008
Vicky Cristina Barcelona: ¡Puffff!

martes, 15 de julio de 2008
Tourmalet: objetivo 2009

Bueno, así quedaron las cosas y yo no volví a darle vueltas al asunto hasta ayer cuando, por primera vez en la presente edición, me entretuve a ver el final de etapa del Tour de Francia. ¡Qué carrerón, qué espectáculo! el vivido durante la ascensión y descenso del Tourmalet, el tramo de enlace hasta los pies del puerto de Hautacam y la subida, en la que un equipo aparentemente menor, el Saunier-Duval, hizo doblete en la cima (no recuerdo muchos en los años que llevo viendo pruebas ciclistas por televisión). Y para postre, el ganador, Piépoli, es un veterano de 36 años (un jovencito a mi lado, ¡je, je!) que lograba su primera etapa en el Tour, después de haber logrado ya, en su dilatada carrera profesional, triunfos en las otras grandes: Giro y Vuelta.
El caso es que la visión de la etapa, las panorámicas del Tourmalet, la remembranza de jornadas épicas de ciclismo entre sus curvas, me hizo revivir el gusanillo y renovar el compromiso: el año que viene tengo que subir el puerto más mítico de los Pirineos. Estaré camino de la cincuentena y qué mejor homenaje me puedo dar que conseguir un reto de este tipo.
Por lo tanto, Tourmalet, ¡nos vemos en 2009!.
domingo, 13 de julio de 2008
La noche en la que Mariza nos cautivó

Uno de esos momentos en los que se establece un irresistible vínculo emocional entre intérprete y público lo viví anoche en Badajoz, en el espacio al aire libre del auditorio Ricardo Carapeto, con el magnífico concierto que nos ofreció Mariza.
La cantante mozambiqueña, criada en la cuna del fado lisboeta, el barrio de Mouraria, ofreció, a los casi 2.000 espectadores reunidos, un lujo de concierto en el que fue desgranando muchos de los temas de su último trabajo Terra.
Acompañada por un magnífico grupo de músicos, la alta figura de Mariza hizo mucho más que cumplir un compromiso contractual, deleitándonos con la versatilidad de su voz, sus incursiones en la fusión con ritmos étnicos y sus versiones de fados, pese a que algunas de estas hayan causado más de un ataque de nervios a los puristas.
El momento álgido de la noche, con el público puesto en pie y entregado a la artista lusa, llegó en el primero de los bises, cuando Mariza arrancó con uno de sus temas más emblemáticos, Ó gente da minha terra, y caminando pausadamente fue descendiendo del escenario y acercándose a los espectadores sin dejar de cantar. Reconozco que se me hizo un nudo en la boca del estómago y me embargó la emoción. No sabría explicar qué razones justificaban esa sensación, pero el caso es que para mí y para Lourdes, mi mujer, ha sido uno de esos pequeños instantes inolvidables que pasarán a la galería de nuestros recuerdos comunes, al igual que le ocurrió a muchos de los presentes.
domingo, 6 de julio de 2008
Amador Rivera Pavón, reencuentro en la red

Después de un tiempo sin saber mucho el uno del otro, ahora nos encontramos de nuevo tras haberme localizado él a través de un comentario en este blog.
Y su actualidad más reciente tiene que ver con la literatura, pues veo que hace poco ha publicado una novela en la editorial Bubok, con un título inequívoco: Los huérfanos de Lenin. Para los que puedan estar interesados, a continuación reproduzco un resumen de la misma.
SINOPSIS
La novela gira en torno a un personaje, Arturo Molano, que dedicó su vida a sus ideas. Cuatro veces huérfano: La primera, de padres, fusilados al inicio de la guerra civil; la segunda de su tío, que pertenecía al bando vencedor y le recogió al morir sus padres, aunque no hizo nada por evitar esas muertes; de quien le introdujo en sus ideas y, la última y más dolorosa, por la muerte del comunismo.
Con esas cuatro orfandades escritas en una especie de testamento, se va a un programa de televisión para vengarse de la sociedad, lo que hace finalmente, suicidándose en directo. Un suicidio que los responsables de la cadena aprovechan hasta la náusea, aunque finalmente su presentador, un ser endiosado y con el éxito como única ideología, acaba por identificarse con Arturo, aún sin compartir sus ideas.